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martes, 18 de diciembre de 2018

El apego a su palomar .


Fco. Sanchez Ramirez


El apego a su palomar

miércoles, 04 de junio de 2008




Gustavo Q.P.
Francisco Sánchez Ramírez
El sacrificio para obtener un fuerte y saludable cuerpo de atleta con miras a campeón, y con un gran futuro para volar muchas horas en una competición complicada y de muchos kilómetros, se inicia en los primeros veinte días después de haber nacido el pichón.
Durante ese período crítico en el que el pichón se está formando, se generan las cualidades necesarias para su futura vida deportiva. Es entonces cuando el esqueleto, y los órganos vitales de su cuerpo, quedan formados para el resto de su vida.

Para asegurar que esos futuros ejemplares tengan los mejores comienzos de su vida es necesario alimentarlos con una dieta rica en vitaminas, proteínas, grasas, minerales e hidratos de carbono.


Se observará que la paloma pueda dar a su pichón una dieta buena o pobre, que depende de la alimentación que haya recibido. Debido a esto es que tiene tanta importancia durante la estación de cría, que es la base primordial para soportar el sacrificio que le espera en nuestra orografía, pues debe volar sobre las aguas del Atlántico.


En la predilección por las palomas fuertes y valientes de gran corazón para cruzar las distancias sobre el mar hemos visto gran variedad en la formas en las buenas viajeras, y rara vez han tenido estas palomas un parecido entre sí.

Hemos apreciado palomas con alas flojas, con alas cortas y largas, palomas con pelvis abierta y cerrada, unas con quillas pronunciadas y otras no. Ahora bien, en todas las grandes viajeras sí que hemos visto algo importante entre ellas: una espalda fuerte, ancha y recta, y una gran y rebosante salud, apreciable en especial en la calidad de su pluma y en el brillo y limpieza de su cuerpo, como también la vivacidad y alegría de sus ojos.

Aquí sí que coincidimos en que todas las grandes viajeras son parecidas, pues tienen una gran salud, una salud constante, permanente, en forma continua durante todo el año. No nos referimos a una forma emocional que lleva a hacer diabluras, sino el estado alegre, moderado, limpio y sobrio, con el que se caracteriza la paloma sana.




Por eso, indudablemente, las palomas de fondo son las más exigentes. El mejor estimulante es el perfecto trabajo de todos sus órganos sanos. Una paloma de fondo bien apegada a su palomar, con gran poder de recuperación –punto importantísimo- es una gran mensajera, es lo que nosotros llamamos un verdadero “crack”, innegablemente, desde luego, bajo la experta vigilancia del colombófilo. Porque buenas palomas, aunque sean pocas, pueden salir en todos los palomares, lo que sucede es que la mayoría de ellas llegan a las sueltas de envergadura como Tan-Tan, agotadas, y no por haber viajado mucho, porque infinidad de palomares arrastran una secuela de contaminación de padres a hijos, palomas de buena salud en apariencia, pero que en una severa exploración vemos que son incapaces de volar 200 kilómetros.

Hay muchísimos palomares que para viajar 420 kilómetros Tan-Tan tendrían que empezar de nuevo desde el principio, es decir, documentándose cómo se lleva un palomar sin perjuicios, con viajeras sanas, procedentes de palomares sanos, y que suelen viaja de fondo, y no olvidar esa gran virtud que es la paciencia, para no atropellarse llevando el palomar durante todo el año.

Hay que llevar los pichones del año hasta un límite prudencial, no olvidar que los concursos de velocidad acaban sus viajes antes cuando aún suelen quedar algún fondo.




Da lástima ver buenas palomas y los días de recogidas para una gran prueba están ya en la cuarta o quinta remeras, lo que denota que han criado muy prematuramente. Estas palomas se han quemado dentro del palomar por falta de paciencia de su propietario y no saber esperar.

La paloma de larga distancia, las que viajamos en Canarias, existe en todos los palomares que se dedican a seleccionar las más aptas para el vuelo de muchas dificultades, seleccionando sin compasión sobre esta variación y buscando entre las de plumajes más sedoso, anchas espaldas, salud rebosante, libre de toda enfermedad en el transcurso de su vida, que le pueda mermar sus facultades en el sobre esfuerzo. 



Somos nosotros, los colombófilos, los que encestamos, y quiere decir esto que, sin observación, la mayoría de las veces mandamos las palomas cuando en realidad deberían estar en su palomar. Porque nosotros podemos preparar a las buenas palomas durante la época de competición, seleccionar sobre lo físico, pero es más difícil seleccionar y encontrar el temperamento de apego, sacrificio y combatividad para regresar al palomar con ilusión. Una buena paloma que haya sufrido un percance no debe encestarse hasta que no recupere su aplomo y su seguridad.

Es labor del colombófilo el ir documentándose sobre las palomas que tiene en su palomar.

Todos los ensayos o sistemas que practiquemos sobre nuestras palomas para hacer que vuelvan más pronto a su palomar, debe hacerse en los momentos culminantes de su buena salud, y serán de tal naturaleza que den, si cabe, más apego al palomar y más acumulación de energía, recogido en un moderado entrenamiento y un reposo absoluto en vísperas de las recogidas a los concursos, mucha atención a las inoportunas visitas al palomar de gente extraña, no dejar manosear a sus palomas y menos si están en posición de nido, es uno de los secretos de los grandes colombófilos del pasado.


Por Francisco Sánchez Ramírez

cortesía de Juan Luis Heck